No hay nada como cuando
todo está tranquilo, calmoso y en paz. Todo va tan bien, marcha tan a la par,
que parece que no hay nada de qué preocuparse.
Pero resulta que muchas
veces, por cuestiones de los afanes de este mundo tan trajinado, nos olvidamos
de que la vida es un camino.
¡Es un camino de rosas!
— Y sí, tienen toda la
razón en mirarlo así, porque así es, es un fabuloso camino de rosas. Pero con
espinas.
— ¿Con espinas?
— ¡Sí! — Con espinas, con
las cuales en algún momento de nuestras vidas nos iremos a puyar, aunque así no
lo queramos y por donde dé, tratemos de evitarlo.
— ¿Y cuáles son aquellas
espinas, para tratar hacerlas a un lado?
Mis estimados, no hay
forma quizá de evitarlo; porque ya bien lo dijo nuestro amoroso Creador: “En el
mundo tendrán aflicciones, pero confíen, yo he vencido al mundo”. Así que las
espinas, queridos amigos, no son más que
todos aquellos acontecimientos adversos de los que hoy estamos rodeados.
¿Acaso en algún momento
de sus vidas no han sido golpeados por la cruenta marea de la traición,
cualquiera sea su manifestación, al momento de querer compartir con otros en
manera desmedida y sin reparo, de lo mejor de sí? ¿No han tenido que escuchar
ese tipo de palabras desgarradoras para su alma como mazo indolente?; como: ¿Tú?,
tú no eres nadie, tú no tienes nada, tú no sabes nada. Es más: mírate, no eres
ni bonito, ni por dentro, ni por fuera. Aparte también de otro tipo de
crueldades que ahora no vale la pena mencionar.
Solo mirando, las
escalofriantes escenas que nos regala este cuadro, con ello, podemos comprobar que no hacen falta más
palabras, pues las imágenes, hablan por sí solas, crueldad, deshonor, deshonra,
abandono, abuso, maltrato, intriga y chisme. Todo un sancocho criollo salado
con las lágrimas que como cataratas descendieron por tus mejillas hasta casi ya
desgastarlas, y, a su vez ensalzado con el más cruento dolor.
¿Quieren más?
Pues bien, qué
contestarían si les preguntara ¿qué representa para ustedes la imagen de un
payaso? De seguro muchos dirían: miedo, alegría, risa, diversión, todo según su
experiencia. Pero si nos fuésemos un poco más allá, notaríamos de verdad que
hay otras formas de poderlo comparar, y para este caso hay dos en particular.
Podríamos decir que esta imagen nos representa la máscara de la falsedad. La
imagen pantallista de aquellos que te regalan una falseteada sonrisa, pero solo
con el propósito macabro de que tú te puedas fiar, y cuando das la vuelta, como
fieras sin misericordia, con sus fuertes mandíbulas y garras, representadas a través
de las palabras y algunos malos hechos, te comienzan a devorar. Dejándote casi inerte
y sin aliento para volverte a levantar. La otra, es solo la clara muestra de aquella
actitud que debemos tomar frente a dicha adversidad; pues nos enseña que
debemos dar siempre una sincera sonrisa y revestir nuestra actitud de grato
color y alegría cuando todo va aparentemente mal, comprendiendo que en realidad
tales cosas hacen parte de esta vida, y que lo que sucede es nada más por
causalidad.
¿Puede entonces salir algo bueno de cosas como
estas?
Claro que sí, nosotros
debemos en esto comprender, que no hay cosas que no nos pasen que no podamos
soportar, y que, si así sucede o está sucediendo hoy, es solo para poder
crecer, ya que sin dolor, no hay ganador. Pues todo cuesta un valor por el cual
hay que luchar, a pesar de tropezar.
Total, en estas luchas
cotidianas de una vida y humanidad cargada de debilidades y defectos, nunca
hemos estado a la deriva. Aunque tal así parezca, pues no es negado que uno
pueda llegarse a sentir como si por un abismo descendiéramos sin parar. Cosa
normal, ya que para nuestro bien, un soberano alfarero a través de todo lo que
hoy nos rodea y parece que nos lastima, ha estado trabajando para sacar de
nosotros su más bella y fina obra. Solo entonces es necesario reconocer que:
Aunque no lo veas, Él está
contigo
Aunque no lo toques, Él
te lleva de su mano
Aunque no le creas, Él
siempre ha creído en ti
¡¡Él es tu Dios!!
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